martes, 21 de junio de 2011

Una pequeña semblanza de un pirata jerezano

Fernando de Padilla Dávila, hijo del conocido como “elemento perturbador de la paz” Lorenzo de Padilla y de María de Vera. Pero esa es otra historia.
 
Todo comenzó, para el joven Fernando, cuando tuvo unas palabras, estando en el Puerto de Santa María, con un caballero de los que acompañaban al Duque de Medinaceli. Pero debido al momento y al lugar tuvo que contenerse, viéndose obligado a volverse a Xerez sin más.

Estando en ésta se enteró que el mismo Duque se hallaba en dirección a Castilla, acompañándole en el séquito Fabián de Salazar, quien era el caballero con que tuvo la reyerta. Dispuesto a cumplir su venganza y acompañado tan solo de su escudero Valderrama, decidió ir a su alcance y una vez hallado, precisamente cuando este marchaba junto al Duque a la altura de la localidad de Espera, la “emprendió con él a mandobles y le dio muerte en el acto” a pesar de la fuerte resistencia de la víctima y de sus acompañantes. De quienes aún causándole multitud de heridas, pudo escapar.
 
Debido a este lance, ocurrido en 1499, vióse obligado a exiliarse junto a su hermano bastardo Sancho de Padilla, con quién recorrería varios países y “por donde quiera fueron dejando memoria de sus aventuras”
 
Una de las más sonadas tuvo lugar en Génova: entraron un día en una nao que estaba a punto de salir del puerto. Metiéronse dentro él y su hermano Sancho mandando “levar anclas y hacer vela. ¿Quién lo manda?. Dijeron con admiración los marineros: Fernando de Padilla, respondió nuestro jerezano y tal era su decisión que no hubo quien le hiciera observación de ningún género”.
 
Ya en la mar les habló convenciéndolos para ir a “corso”, ofreciéndoles todo el lucro de sus rapiñas, con lo cual la tripulación se entregó por completo a los deseos del nuevo capitán. Con su nave se dedicó a la piratería, pues aunque se diga que iba en corso, éste no tenía ninguna patente y mucho menos después de haber huido de la justicia. Así anduvieron muchos años con otras naves que fueron capturando por el Mediterráneo a enemigos del reino, sobre todo en aguas del Estrecho y Berbería, llegando a adquirir mucha fama con sus acciones.
 
Con la muerte de la esposa de Salazar y acabada quien mantenía el juicio por la muerte de su esposo recibiría, como la mayoría de los casos de este tipo, el perdón real. Alistándose en el ejército y participando en muchas acciones brillantes, incluida la conquista de Túnez como capitán de caballos, donde fue uno de los primeros en entrar, rescatando con inusitado valor gran cantidad de cautivos, por lo que sería recompensado por Su Cesárea Majestad Carlos I con un hábito de Santiago y una veinticuatría jerezana.

lunes, 20 de junio de 2011

Andrea Doria. Un almirante de Castilla

Nacido en noviembre del 1466, ingresará como hombre de armas en la guardia pontificia en 1484. Al ser proclamado Papa Alejandro VI (el Papa Borgia) decide irse a Urbino al servicio del Duque. Al poco tiempo peregrina a Tierra Santa, donde entra en la Orden de San Juan de Jerusalén.

A su regreso a Italia, entra al servicio de Juan de la Rovere, para proteger las plazas napolitanas, conquistadas por los franceses, ante los ataques del Gran Capitán. Defiende la plaza de Rocaguillermina. La plaza cae, pero Fernández de Córdoba trata de atraer a Doria al servicio de España, infructuosamente.

En 1512, con 46 años, es nombrado Almirante de la flota Genovesa, y tiene sus primeros enfrentamientos con los franceses, y con los turcos por otro lado. En 1521 está claramente del lado francés en contra del Emperador Carlos. Incluso organiza un plan para liberar al Rey Francisco I, prisionero en Madrid, pero éste lo disuade pues había dado su palabra de no tratar de escapar.

Una vez liberado, Francisco I lo nombra Capitán General de la flota francesa del Mediterráneo.

En el verano de 1528 las relaciones entre Andrea Doria y la corte francesa estaban ya algo deterioradas y el contrato firmado entre ambos llega a su término, además de debérsele mucho dinero. Aún así, el rey francés, Francisco I, le exige la entrega de varios prisioneros españoles, entre ellos el Marqués del Vasto. Por temer una posible captura por parte de los franceses se refugió en el castillo de Lerici (la Spezia) posesión más oriental de la República de Génova, llevando consigo algunos cautivos aliados de España de los que era buen amigo.

Según un manuscrito del Seiscientos, Juan Bautista Petrioccioli, fiel amigo de Doria, le ofreció un banquete a él y a los presos más importantes. Probablemente en esta ocasión, con la intervención del propio Marqués del Vasto, Andrea Doria decidió entablar negociaciones para ofrecer sus servicios a Carlos V a cambio de una más amplia autonomía política y comercial para Génova.

Esta alianza, formalizada unas semanas después, originó una larga amistad entre España y Génova, que se mantuvo hasta fines del siglo XVIII

Su primera acción al servicio de España fue ayudar a levantar el sitio de Nápoles, asediada por los franceses. Después libera Génova, ocupada anteriormente por los franceses. Acepta ser nombrado “Padre de la Patria”, el emperador Carlos lo nombra Almirante Mayor y Gran Canciller del Reino. Le concederá el Tosión de Oro en 1530.

En 1535 acompaña al mismísimo emperador en la Jornada de Túnez contra Barbarroja. Después de diversos enfrentamientos entre ambos, reconquista Castelnuovo.

Cuando en 1543, Barbarroja apoyado por los franceses conquista y saquea Niza, Doria acude desde España, desembarca a las tropas de infantería española del marqués del Vasto que recuperan Niza y hacen huir a la flota franco-turca.

En 1547 sufre un atentando que casi le cuesta la vida. Ante las intrigas políticas genovesas, acepta en Génova una fortaleza guarnecida por tropas españolas. La conjura había sido liderada por los Fieschi, familia noble opuesta a los Doria.

En 1548, con 80 años, pasa con sus naves a la Bahía de Rosas, donde embarca el Príncipe don Felipe, que le acompaña a Italia y se aloja en Génova en el palacio del anciano Almirante.

En 1552 lleva de España a Italia 6.000 hombres y un millón de ducados, necesarios para la guerra en Italia. Acude a socorrer a Nápoles y Sicilia, atacados por los turcos. Con 40 galeras se enfrenta a 120 galeras otomanas, siendo obligado a retirarse después de perder 7 barcos, pero consiguiendo desembarcar tropas de refuerzo. Tenía 84 años.

Muere el 25 de noviembre de 1560, a punto de cumplir los 94 años.

miércoles, 15 de junio de 2011

El paso del Noreste

Acabada la Guerra de Granada los españoles sufrieron la locura americana. Todo se hizo mito y ahora el mito se llama América. ¡América....!. En la documentación de la época se observa cómo el incentivo americano mantuvo en vilo a casi toda la sociedad española. Y ello de tal manera que adivinamos a muchos de esos alucinados, los cuales nos asombran no sólo por su porfía, sino también por lo que supieron o quisieron saber de la geografía. Entre aquellos alucinados, faltos de medios o de artes, destacó Lorenzo Ferrer Maldonado, capitán de Guadix, largo currículo guerrero con su gente de Guadix, tras la guerra morisca de 1568-70 a más de 1.200 metros de altura se echó a los mares. Y a la vuelta dijo haber descubierto el Paso de Anián, que servía para comunicar, por el norte, el Atlántico con el Pacífico.

Lorenzo Ferrer Maldonado debió nacer alrededor de 1550, su familia procedía de Berja, en la Baja Alpujarra costera. El joven Lorenzo nació en Guadix, zona de atracción para repobladores cristianos de las zonas moras. De Lorenzo sabemos que tomó parte en las guerras moriscas de 1568-70, sabemos que su familia era amiga de la de D. Pedro de Mendoza, Adelantado del Río de la Plata y primer fundador de Buenos Aires. Más motivos para atraer al mito de la Conquista.

Sabemos, por diversos pleitos judiciales, que la familia había venido a menos. La madre, Inés Maldonado, había malvendido diversas fincas a la muerte del padre, y los hijos intentaron la anulación de aquellas ventas. Esto obligó a Lorenzo a tomar el oficio de Jurado en el Ayuntamiento de Guadix desde 1584. No todo son sinsabores, después de muchos años pleiteando en la Corte, consigue le sea entregados unos bienes reclamados desde la guerra de 1568-70. Lorenzo aparece casado con una dama de Granada, en septiembre de1587 estaba todavía en Guadix, de donde desaparecerá, no volviendo hasta febrero de 1589. En este periodo se fija su discutido y misterioso viaje.

Dejémoslo, de momento, entre tinieblas, y sigamos con nuestro protagonista. Al volver a Guadix trae dinero pues paga, ¡con largueza!, todas las deudas contraídas por su esposa en materia de ajuar doméstico. Tiene esclavos y establecen casa propia en Guadix. Pero la dicha dura poco. En febrero de 1590 vende sus esclavos, quizá había agotado sus caudales. Además da poder a un procurador para que reclame sus salarios del tiempo que fue capitán de las naves “La Esperanza” y la “Santa Ana” en el viaje de descubrimiento. Se ausenta de Guadix hasta noviembre de 1595, aunque ahora se declara ser vecino de Granada. Gonzalo Fernández de Navarrete nos dice que Lorenzo murió en Madrid el 12 de enero de 1625 sin haber vuelto a Guadix.

Nuestro personaje ha pasado a la historia, quizá con minúsculas, gracias a la relación que dejó escrita de su descubrimiento y paso del Atlántico al Pacífico por el Norte. Hazaña, imaginada o inventada, fabulosa donde las halla que no ha podido ser comprobada y siempre movió a la incredulidad, pero también a la duda. Nos dejó escrita la famosa relación del Paso de Anián, con grandes pinceladas de realismo y con otras tantas de fantasía. Nos cuenta su navegar desde Lisboa (parte de la Corona de Felipe II) al Pacífico, por el NO, a través del famoso Paso, que tenía 15 leguas de largura. “y donde tropezaron con un barco de 800 toneladas, en la misma boca del estrecho, contra el que pelearon, y con el que posteriormente intercambiaron productos semejantes a los de China.... ¡ Y para entenderse con ellos, no tuvieron más remedio, de echar mano del latín!....”

¿Qué sucedió en aquellas naves, “La Esperanza”, del maestro Juan de Llanos, y la “Santa Ana”, del maestre Miguel de Alvear, ambas de Sevilla?.... Nunca lo sabremos con seguridad. Quizá lo sea, gracias o peor, por culpa, de su imaginación, apoyada indudablemente por su gran capacidad de lector, la que le permitió, al margen del viaje, escribir obras tan agudas como el Memorial que presentó al rey, ofreciendo “La aguja fija, y el modo de hallar la longitud en el mar”; por la que se le ofrecieron 3.000 ducados de renta.

¿Después?... En abril del año 1600, por boca de su cuñado, intenta embarcar en una nueva aventura al Marqués de Estepa, a quién deslumbra con sus relatos, con sus documentos escritos en una hermosa y extraña letra antigua, porque Lorenzo tenía una muy bella caligrafía. Al Marqués de Estepa presenta ciertos títulos..... Pero la Justicia granadita interviene y aborta la aventura, a la vez que le procesa por falsedad en los títulos. Los testigos ponen de relieve que el capitán guadijeño es un hombre de gran ingenio, autor de libros curiosos , que sabía muchas lenguas, amén de ser latino y astrólogo. No pudo ser hallado por la Justicia. En 1615 se sabe de él en la Corte, intentando que el Rey sobresea el proceso de Granada. Y, efectivamente, una carta al Presidente de la Audiencia de Granada se lo ordena, aunque su momento de gloria ya ha pasado. Morirá en 1625 en Madrid, pobre y abandonado.

En el siglo XVIII aún había dudas de si Lorenzo había o no había descubierto el Paso de Anián. Así el Virrey de Nueva España volvió a enviar al marino Francisco Eliza con órdenes de asegurar Nutka. En el año 1790, entraba éste en dicho puerto, que puso en orden defensivo, e inmediatamente mandó al teniente de navío Salvador Hidalgo a reconocer la costa hasta los 60º N, donde pudo observar los establecimientos rusos en Alaska. Mientras tanto, en la Academia de Ciencias de Paris, un tal Buache leía una Memoria, en la que afirmaba que ya en el año 1588, Lorenzo Ferrer Maldonado había descubierto el paso del Noroeste.
Como consecuencia de todo esto, Alejandro Malaspina, que estaba efectuando un viaje científico por Sudamérica y el Pacífico, recibió órdenes para comprobar la existencia de ese Paso en 1791. Pero no lo halló. Y los barcos iniciaron el regreso efectuando un detenido examen de la costa, por si el paso estaba camuflado. Pero no lo halló.


Fuentes: Fernández de Navarrete, Martín: Biblioteca Marítima Española
Morales Padrón, Francisco: Historia de América
Asenjo Sedano, Carlos: Revista de Historia Naval nº 22